JORGE, ¿PORQUE NO TE CALLAS?
Por Eduardo Carrasco Pirard *
A propósito de las reacciones fuera de toda medida que han caracterizado las continuas salidas de madre de Jorge Coulon en relación con el conflicto que aqueja al Inti-illimani, dan ganas de pedir de una buena vez que la corte. Está bien que el hombre muestre su dolor y hasta su indignación frente a los fallos que le han restado legalidad a su posición. Es quizás hasta comprensible que intente validarse ante quienes quieran todavía escucharlo, pero comenzar a inflar este conflicto hasta el punto de arrastrar a él a otras personas y a otras realidades que no están directamente vinculadas con él, y comenzar a demonizar a todo el que no esté de acuerdo con sus postulaciones es algo que comienza a delatar ciertos rasgos de insanidad. El asunto ha adquirido ahora rasgos morales y Coulon, como un Savonarola chilensis, se ha puesto a desprestigiar a todos los que han visto en los Intis históricos un proyecto válido y legítimo. Por otra parte, basta que un tipo le entregue su apoyo - aunque el mismo Coulon haya dicho en el pasado en presencia de terceros las peores cosas en su contra - para que se transforme de inmediato en un amigo indiscutido, honesto y sincero. El que no está conmigo, está en mi contra, y el que está contra mí es un inmoral y un ladrón, a menos que sea directamente un asesino y un cómplice de Pinochet. Resulta que el bien y el mal pasan ahora exactamente por la línea divisoria entre el Inti-illimani histórico y el Inti-illimani Coulon.
Ahora las ha emprendido en contra de Alfredo Troncoso, arrastrando además en sus dichos al Quilapayún. Alfredo es un productor importante en el medio chileno y jugó un rol fundamental en la difusión de la música chilena en el exterior. El propio Inti-illimani se benefició de su trabajo, transformado por obra del mismo Troncoso (en el que Coulon ahora descubre un personaje odioso y despreciable), en uno de los grupos artísticos chilenos más conocidos en Alemania. Supongo que en esa época en que el Inti-illimani estaba en el exilio, Troncoso era una excelente persona y un honesto trabajador por la causa democrática. Ahora que ha elegido trabajar con los Históricos se ha transformado en el centro de los ataques de este moralista que no solo se muestra desagradecido, renegando de la mano que le dio de comer, sino además injusto. Troncoso no solamente tuvo que ver con la difusión de la música chilena en Alemania, sino que grandes figuras de la música latinoamericana se beneficiaron con su trabajo: hablo de Mercedes Soza, de Atahualpa Yupanqui, de Astor Piazzola, y de muchos de los grandes salseros de Nueva York y de Cuba. Gracias a que ahora difunde la música que hacen los mismos ex compañeros de Coulon, Horacio Salinas, Horacio Durán, José Séves, que acompañados de jóvenes músicos le han dado nuevas alas al Inti, Troncoso ha sufrido una transmutación ética que lo ha envilecido transformándolo en un monstruo.
Y más encima nos mete a nosotros en su conflicto. Resulta que el maligno Troncoso - que al parecer tiene el mérito de armar y desarmar grupos a su amaño - no solamente ha sido el responsable de la reaparición de los Intis en nuestro medio, sino que aparece ahora como inventor del Quilapayún. Y todo, por supuesto, con el objeto de perjudicar directamente los intereses de Jorge Coulon. Porque - que nadie se confunda - todo esto que ha estado pasando y que a los jueces les ha costado tanto desentrañar para poder dar su veredicto, es un complot en contra de su persona. El juicio del mediador que lo obligaba a usar el apelativo de “Nuevo Inti-illimani” y que podría haber terminado con ese conflicto hace ya tiempo, también ha sido obra de gente malintencionada que solo alcanzaría su redención en caso de quitarle a sus ex-compañeros el derecho a usar el nombre que además de inventar, usaron a lo largo de toda su carrera artística. Y los jueces de Francia que en dos ocasiones ya nos han validado como el verdadero Quilapayún están equivocados. La razón principal de ello es que su juicio ha ido en contra de los intereses del amigo de Coulon que ahora está desaparecido porque a nadie le interesa su “proyecto”. El único Quilapayún verdadero es el que se declare amigo de Coulon y como nosotros hemos cometido el agravio en contra de él que se llama “Inti-Quila, Música en la memoria”, somos falsos y una invención ficticia de Troncoso. Que los jueces chilenos nos hayan dado en dos ocasiones la razón, que nuestro opositor haya tenido que desistirse porque su discurso ya se ha revelado como archi falso, que a ese grupo le esté prohibido usar el nombre y el logo del Quilapayún, esas son minucias legalistas, lo que decide todo este asunto es quién se ha declarado amigo de Coulon y como nuestras amistades van, y siempre fueron, por otro lado, estamos fritos, somos inapelablemente falsos. No importan las razones que hayamos tenido para enfrentar al grupo trucho, eso no cuenta. Todo pasa por el “por” o el “contra” Coulon.
Creo que sería bueno comenzar a recuperar el sentido de las proporciones y que los artistas mostráramos un mínimo de serenidad ante nuestros propios conflictos. Estas confrontaciones tienen sus razones y no son asimilables unas con otras. Si no se hacen las diferencias se corre el riesgo de cometer injusticias que en el futuro se transformarán en imperdonables. Y en cuanto a Troncoso, hay que detener la campaña que se ha llevado en su contra porque ni es él quién ha gestado a estos grupos, ni tampoco corresponde su trabajo al personaje inmoral que se ha estado tratando de presentar ante la opinión pública. Los Intis y los Quilas han tenido sus razones para volver a juntarse y son éstas razones profundas que nadie tiene el derecho a despreciar. Troncoso ha encauzado una acción exitosa con los Inti Históricos y eso forma parte de la gran contribución que ha hecho a la cultura chilena. Hace poco fui al recital de los Intis Históricos en el Caupolicán. Me encontré con un grupo que a pesar de los cientos de veces que los he visto, me sorprendió de nuevo. Músicos que son un orgullo para Chile. Estoy honrado de tenerlos como amigos y de haber compartido la escena con ellos. Dudo de que hoy día en nuestro medio haya un espectáculo de mejor calidad musical que el que presencié. Coulon debería haber ido. De haberlo hecho le costaría mucho hablar de sus compañeros como habla. Y también de Troncoso, que a pesar de que era un domingo con el partido de la selección a la misma hora, llenó el teatro con su trabajo. ¿Y no es Troncoso el que ha producido los homenajes a Allende?
Entonces, Coulon, encauza tus reivindicaciones por donde debes y si no te resulta lo que tenías pensado, en vez de dar las pruebas que has dado de insolencia, imprudencia y soberbia, cambia de plan y de lenguaje, porque pudiera ser que estés equivocado.
* Músico y compositor. Fundador y director de Quilapayún.
Por Eduardo Carrasco Pirard *
A propósito de las reacciones fuera de toda medida que han caracterizado las continuas salidas de madre de Jorge Coulon en relación con el conflicto que aqueja al Inti-illimani, dan ganas de pedir de una buena vez que la corte. Está bien que el hombre muestre su dolor y hasta su indignación frente a los fallos que le han restado legalidad a su posición. Es quizás hasta comprensible que intente validarse ante quienes quieran todavía escucharlo, pero comenzar a inflar este conflicto hasta el punto de arrastrar a él a otras personas y a otras realidades que no están directamente vinculadas con él, y comenzar a demonizar a todo el que no esté de acuerdo con sus postulaciones es algo que comienza a delatar ciertos rasgos de insanidad. El asunto ha adquirido ahora rasgos morales y Coulon, como un Savonarola chilensis, se ha puesto a desprestigiar a todos los que han visto en los Intis históricos un proyecto válido y legítimo. Por otra parte, basta que un tipo le entregue su apoyo - aunque el mismo Coulon haya dicho en el pasado en presencia de terceros las peores cosas en su contra - para que se transforme de inmediato en un amigo indiscutido, honesto y sincero. El que no está conmigo, está en mi contra, y el que está contra mí es un inmoral y un ladrón, a menos que sea directamente un asesino y un cómplice de Pinochet. Resulta que el bien y el mal pasan ahora exactamente por la línea divisoria entre el Inti-illimani histórico y el Inti-illimani Coulon.
Ahora las ha emprendido en contra de Alfredo Troncoso, arrastrando además en sus dichos al Quilapayún. Alfredo es un productor importante en el medio chileno y jugó un rol fundamental en la difusión de la música chilena en el exterior. El propio Inti-illimani se benefició de su trabajo, transformado por obra del mismo Troncoso (en el que Coulon ahora descubre un personaje odioso y despreciable), en uno de los grupos artísticos chilenos más conocidos en Alemania. Supongo que en esa época en que el Inti-illimani estaba en el exilio, Troncoso era una excelente persona y un honesto trabajador por la causa democrática. Ahora que ha elegido trabajar con los Históricos se ha transformado en el centro de los ataques de este moralista que no solo se muestra desagradecido, renegando de la mano que le dio de comer, sino además injusto. Troncoso no solamente tuvo que ver con la difusión de la música chilena en Alemania, sino que grandes figuras de la música latinoamericana se beneficiaron con su trabajo: hablo de Mercedes Soza, de Atahualpa Yupanqui, de Astor Piazzola, y de muchos de los grandes salseros de Nueva York y de Cuba. Gracias a que ahora difunde la música que hacen los mismos ex compañeros de Coulon, Horacio Salinas, Horacio Durán, José Séves, que acompañados de jóvenes músicos le han dado nuevas alas al Inti, Troncoso ha sufrido una transmutación ética que lo ha envilecido transformándolo en un monstruo.
Y más encima nos mete a nosotros en su conflicto. Resulta que el maligno Troncoso - que al parecer tiene el mérito de armar y desarmar grupos a su amaño - no solamente ha sido el responsable de la reaparición de los Intis en nuestro medio, sino que aparece ahora como inventor del Quilapayún. Y todo, por supuesto, con el objeto de perjudicar directamente los intereses de Jorge Coulon. Porque - que nadie se confunda - todo esto que ha estado pasando y que a los jueces les ha costado tanto desentrañar para poder dar su veredicto, es un complot en contra de su persona. El juicio del mediador que lo obligaba a usar el apelativo de “Nuevo Inti-illimani” y que podría haber terminado con ese conflicto hace ya tiempo, también ha sido obra de gente malintencionada que solo alcanzaría su redención en caso de quitarle a sus ex-compañeros el derecho a usar el nombre que además de inventar, usaron a lo largo de toda su carrera artística. Y los jueces de Francia que en dos ocasiones ya nos han validado como el verdadero Quilapayún están equivocados. La razón principal de ello es que su juicio ha ido en contra de los intereses del amigo de Coulon que ahora está desaparecido porque a nadie le interesa su “proyecto”. El único Quilapayún verdadero es el que se declare amigo de Coulon y como nosotros hemos cometido el agravio en contra de él que se llama “Inti-Quila, Música en la memoria”, somos falsos y una invención ficticia de Troncoso. Que los jueces chilenos nos hayan dado en dos ocasiones la razón, que nuestro opositor haya tenido que desistirse porque su discurso ya se ha revelado como archi falso, que a ese grupo le esté prohibido usar el nombre y el logo del Quilapayún, esas son minucias legalistas, lo que decide todo este asunto es quién se ha declarado amigo de Coulon y como nuestras amistades van, y siempre fueron, por otro lado, estamos fritos, somos inapelablemente falsos. No importan las razones que hayamos tenido para enfrentar al grupo trucho, eso no cuenta. Todo pasa por el “por” o el “contra” Coulon.
Creo que sería bueno comenzar a recuperar el sentido de las proporciones y que los artistas mostráramos un mínimo de serenidad ante nuestros propios conflictos. Estas confrontaciones tienen sus razones y no son asimilables unas con otras. Si no se hacen las diferencias se corre el riesgo de cometer injusticias que en el futuro se transformarán en imperdonables. Y en cuanto a Troncoso, hay que detener la campaña que se ha llevado en su contra porque ni es él quién ha gestado a estos grupos, ni tampoco corresponde su trabajo al personaje inmoral que se ha estado tratando de presentar ante la opinión pública. Los Intis y los Quilas han tenido sus razones para volver a juntarse y son éstas razones profundas que nadie tiene el derecho a despreciar. Troncoso ha encauzado una acción exitosa con los Inti Históricos y eso forma parte de la gran contribución que ha hecho a la cultura chilena. Hace poco fui al recital de los Intis Históricos en el Caupolicán. Me encontré con un grupo que a pesar de los cientos de veces que los he visto, me sorprendió de nuevo. Músicos que son un orgullo para Chile. Estoy honrado de tenerlos como amigos y de haber compartido la escena con ellos. Dudo de que hoy día en nuestro medio haya un espectáculo de mejor calidad musical que el que presencié. Coulon debería haber ido. De haberlo hecho le costaría mucho hablar de sus compañeros como habla. Y también de Troncoso, que a pesar de que era un domingo con el partido de la selección a la misma hora, llenó el teatro con su trabajo. ¿Y no es Troncoso el que ha producido los homenajes a Allende?
Entonces, Coulon, encauza tus reivindicaciones por donde debes y si no te resulta lo que tenías pensado, en vez de dar las pruebas que has dado de insolencia, imprudencia y soberbia, cambia de plan y de lenguaje, porque pudiera ser que estés equivocado.
* Músico y compositor. Fundador y director de Quilapayún.